Los perros falderos, así llamados, se refiere a perros pequeños, que siguen a su dueño a todas partes y pueden sentarse sobre el regazo debido a su tamaño.

La expresión, como tal, adquiere una connotación negativa cuando se aplica a una persona sumisa, aduladora, que da siempre la razón a alguien a quien generalmente le tiene miedo.

Ej: Juan es «el perro faldero» del jefe y siempre le da la razón aunque no la tenga.