Cápsulas gramaticales

Las palabras en sí mismas son inocentes, pero su uso y su sentido están mediatizados por el hablante.
No vamos a hablar de los verbos ser y estar en sí mismos, sino lo que significa uno u otro cuando los usamos en determinadas situaciones. Hablamos más de sociolingüística en este caso.
Cuando los usamos con determinados adjetivos es muy importante la elección de dichos verbos. Si hablamos de características físicas aplicadas a personas, no damos el mismo sentido a «ser obeso», «ser un enfermo» que a «estar obeso» o «estar enfermo».
Una de las características esenciales en la diferenciación de estos verbos es la permanencia (ser) frente a la temporalidad (estar): alguien que «está obeso» tiene la capacidad de cambiar, de encontrarse mejor y diferente, mientras que si decimos que «es obeso» lo identificamos con esta característica frente a otras, le damos permanencia, lo categorizamos y lo estigmatizamos. Por ello es preferible y recomendable el uso de estar en este caso. ¿Y por qué no el verbo tener con sustantivo? «Tiene obesidad» desresponsabiliza al individuo de toda culpa por el hecho de sufrir esta característica e incluso enfermedad. De la misma manera: tiene cáncer, padece una adicción…
La lengua española, como todas las lenguas, tiene capacidad de expresar todo lo que queremos. No estamos diciendo que el hablante lo use con mala intención, pero recordarlo para poner atención a lo que decimos no está de más.
Seamos dueños de nuestras palabras para decir lo que realmente queremos decir.
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