Salamanca

La historia del puente romano de Salamanca está unida a la de la ciudad y es uno de los elementos que la identifica desde hace varios siglos. Localizada en una ubicación que facilitaba el asentamiento humano, el desarrollo de actividades económicas, su cercanía a las tres colinas y al río Tormes la convirtieron en un lugar estratégico.
El puente romano de Salamanca es uno de los hitos históricos de la ciudad. Así se le reconoce y ha quedado plasmado en textos, relatos y documentales sobre Salamanca. El momento exacto de su construcción fue muy discutido, pero las investigaciones históricas indican que data de la segunda mitad del siglo I.
No está demás destacar que el puente es una de las maravillas arquitectónicas romanas. Su construcción se ordenó por la necesidad de cruzar el caudaloso río Tormes. Se cree que Trajano fue quien lo edificó. Aunque algunos historiadores han mencionado la posibilidad de que se construyera en los mandatos de Nerón o Adriano.
Aunque la versión más extendida es que se hizo primeramente de madera en tiempos de Octavio Augusto, pero no todo el puente. Los romanos tenían una forma muy eficiente de construir puentes rápidamente. Y era hacer los pilares de piedra y la parte de arriba de madera. Luego sería en época de Trajano cuando se remodeló y se hizo en piedra todo.
Las reconstrucciones han dejado huella visible en el puente. La estructura tiene dos partes que se distinguen muy bien una de la otra. Los arcos viejos de fabricación romana y lo arcos nuevos.
La parte norte de puente, es decir, la que está más cerca de la ciudad es la conserva de la construcción original hecha por los romanos. La parte nueva es el tramo más alejado de la ciudad, hacia la margen izquierda del río. Esta se construyó entre los siglos XII y XIII . Al comparar las fotos del puente romano de Salamanca las características que diferencian ambas partes son evidentes.
La longitud del puente es de 358 metros y está formado por 27 arcos, de los cuales los primeros 14 corresponden al puente viejo. La riada de 1626 destruyó el resto de los arcos que tuvieron que ser reemplazados.
El tramo romano tiene 201.20 metros, una longitud mayor a la del puente nuevo que mide 157,50 metros. La altura de los arcos está alrededor de los 6 metros. Y la anchura de la calzada también es cercana a los 6 metros. (la Crónica de Salamanca)
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